Desde muy pequeña he sido una persona bastante agitada. A mi me preocupan cosas que al resto aparenta no preocupar y eso me lo traslado a muchos campos de mi vida. Me fijo en los pequeños detalles; un gesto, una frase, una foto…
Esto, en el trato con las personas, me facilita (y a veces complica) las cosas porque no me ciño solo a lo que se transmite verbalmente, también a lo que envuelve ese mensaje en forma de leguaje no verbal.
Como fui consciente de ello a temprana edad ahora, en la edad adulta, creo que lo tengo algo mas controlado para impedir que me afecte pero sigo tendiendo a sobre pensar demasiados las cosas cuando realmente, lo que debería hacer, es dejar que la gente hable claro, sin tener que interpretar yo nada. Lo malo de esto es que la sociedad es cada vez menos clara, se escudan tras pantallas de móvil para emitir mensajes como si ahora las pantallas sustituyeran a los nórdicos de invierno, aquellos que todos hemos usado en alguna ocasión como escudos anti balas frente a los intrusos de debajo de la cama.
Tengo, como todos, un mundo interior muy rico, pero el mío se parece mas a una jungla con muchos colores y habitaciones que a un lugar decorado con estilo nórdico, situación por la cual pierdo en otras facultades tales como retener información a largo plazo o poder centrarme en condiciones. Si estoy en hiper foco no es problema. Si lo que tengo delante es algo que me estimula y me llena, puedo pasarme horas con ello. Por dos veces, se me han quemado dos cazuelas por ponerlas en el fuego para comer y olvidarme de que estaban ahí - tranquilos, ya tengo robot de cocina para evitar males mayores.
Cuando a todo el mundo le dicen eso de “pon la mente en blanco” yo no soy capaz. A mi mente se acercan multitud de pensamientos sobre diferentes cosas que me puedan perturbar en el momento y creo que la vez que mas relajado tuve a mi cerebro fue cuando iba a clases de yoga con Corocota Ocio y nos hacían meditaciones guiadas.
Muchas veces leo eso de: medita, haz deporte, siente, piensa, escucha, establécete en el ahora y no en el antes o en el después. Y la teoría es fácil, prometo que la teoría la comprendo, pero cuando me siento a meditar automáticamente pienso “estoy perdiendo el tiempo, con lo que yo tengo que hacer” y cuando decido irme a dar un paseo para tratar de oxigenarme pienso “esto me quita de hacer otras cosas, necesito seguir con lo que estaba haciendo” y en ambos casos obtengo el mismo resultado, sigo a lo mio y paso de lo que supuestamente debería hacer.
No es un caso de fuerza de voluntad, no es porque no pueda, es que hay otra parte de mi que dice… continua trabajando que eso puede esperar. Y así llevo unos 5 años. Esperando a que llegue un momento en que haga deporte, medite, lea todo lo que me apetece…
Creo que la vida es esto que pasa mientras yo priorizo el resto. Creo que la vida no me exige tanto, pero yo doy a veces de más. Desde abril del año pasado, he empezado a conocer lo que es realmente la vida. He visto lo que es disfrutar de las pequeñas cosas, de un helado sin prisa, un atardecer, una ola, la brisa en el pelo… y pensar en todo a lo que he renunciado me hace tener alterada la jungla y pensar cuál es el camino correcto.
Ayer, de vuelta a Cantabria desde Galicia, venía reparando en ello tras haber terminado de escuchar un podcast de un hombre que iba para notario y acabó por dar la vuelta al mundo en bicicleta. Ese hombre lo hizo por seguir una pasión pero yo ahora me encuentro a veces sin esa chispa vital. Adoro mi trabajo, a mi pareja, adoro a mi familia, a mis mascotas… pero quiero más, espero más de mi que seguir cada tarde sentada entre cuatro paredes esperando a algo que no se que es y no sé cuando va a llegar.
Ahora tengo un plan, quiero hacer un viaje y quiero hacerlo este año. Nunca he viajado en condiciones, nunca he pasado penurias en un aeropuerto porque a penas he cogido un avión, y tengo la suerte de que ahora puedo hacerlo y me apetece.
Y lo voy a hacer.
Y así funciona mi cabeza. Comienzo hablando de lenguaje no verbal y termino hablando de auroras boreales en Tromso. Creo que desde la semana pasada las cosas aquí dentro han hecho click. Por lo pronto fui a nadar y estoy motivada para seguir haciéndolo, y aunque no consigo acallar el come come mental de mis pensamientos intrusivos, estoy mas cerca de canalizarlos y entenderlos que de dejar que gobiernen cada día del resto de mi vida.
Y tú, ¿qué opinas de todo esto?