#007 La moralidad
La moral es lo que hace a uno sentirse bien y lo inmoral es lo que hace a uno sentirse mal. Ernest Hemingway
En el escrutinio social que se me ocurre hacer cada vez que me acerco a una cafetería, observo todo tipo de comportamientos. Esto de la moral está muy de moda en mi mente y resulta, cuando menos, curioso observar los dispares comportamientos que presentan individuos que han sido criado en idénticas condiciones sociales.
Alto, alto, que ya se que estás pensando. No me vengas ahora con que “cada persona tiene su circunstancia”, eso ya lo se. Cuando yo era pequeña, formaba parte de un grupo de niños de mi edad -mis quintos - y todos fuimos educados a nivel académico por las mismas personas. Eso no quita para que cada uno tuviera sus propias convicciones y hay quien a día de hoy tiene su carrera universitaria, quien decidió dedicarse al oficio familiar, quien decidió opositar, o quien decidió quedarse al cuidado de sus hijos. Todo tiene cabida. El motivo de este post no es otro que la doble moral que aplicamos a cada uno de los comportamiento humanos que hacen las personas de nuestro entorno y que vienen muy bien expresados en la frase que inicia mi post y que pronunció Hemingway.
Recuerdo que en mi clase había una niña que se empeñaba en vivir como si perteneciera a una etnia. Su familia, ahora lo veo, era una familia desestructurada y la última vez que yo la vi le faltaban varias piezas dentales, tenía un estado físico deplorable y la rodeaban tres o cuatro críos - que entendí eran suyos- mientras vendía calzado en un puesto ambulante.
Ya por aquel entonces recuerdo cuestionarme lo que en esta entrada pongo sobre la mesa. Que diferencia de unos a otros viviendo o coexistiendo durante años en los mismos 50 metros cuadrados. Que diferencia de caminos, de elecciones, de educación y, en definitiva, de vida.
Tras ese suceso anterior, observo a la sociedad en que me muevo. Veo como se opina, en charlas de bar, sobre todo aquello que nos envuelve. Hay gente de izquierdas y gente de derechas, gente de centro y gente de fuera porque no saben ni donde están. Hay gente que tiene convicción y otras que simplemente se dejan guiar por la masa.
Estamos metidos en un torbellino social en que los moralistas opinan, en supuestas sabiendas, sobre todo aquello que les parece. Algunos con bases fundamentadas y capacidad suficiente como para poder afrontar la conversación y saber defenderla con argumentos. Otros muchos con dudosa base y dejándose llevar por aquello de que “como tienen boca… tienen derecho a opinar”.
No puedo evitar recordar, mientras escribo esto, que toda esa gente me recuerda un poco al vídeo de un programa en el ya extinguido Diario de Patricia en que salía un niño que fumaba. No lo cuento, lo hago:
Así es como veo yo a mucha de esa gente. Como este pobre teenager sin criterio que es mas hormonas que persona. Resulta conmovedor creer que somos la sociedad con mas información de la historia y la menos informada a la vez.
Y atención, no estoy hablando de votar a X o Y porque todos tienen un lugar. De lo que estoy hablando es de que si tienes una opinión la sepas defender, que no sea porque en tu casa se hizo de esa manera siempre ya que pudo estar, perfectamente, mal hecho desde el inicio de los tiempos.
Si tu consideras que la Ley que regula la vivienda de los Conejos de Campo es una Ley muy perjudicial para el sector del conejo, argumenta el motivo de que creas que eso es así pero no te ciñas a que lo ves en la tele, se habló en tu casa o lo oíste a alguien en un bar.
La semana pasada se produjo un crimen en una localidad de Cantabria en que dos menores asesinaron con un cuchillo a su madre. Es curioso ver esto de la moral en esos campos. Si el que mata a esa mujer es un hombre, toda la prensa nacional se hace eco del caso y culpa al hombre en todas las cadenas haciéndose abanderados de estar en contra de la Violencia de Género, pues eso es lo que hoy día está en auge y todos aluden a ser modernos.
Por otro lado, si quien mata a esa mujer son sus hijos, como en este caso, en las cadenas de televisión, la prensa y la radio, se buscan los hechos que pudo realizar esa mujer para que sus hijos la mataran. He visto titulares con un posible maltrato, una educación estricta, un posible problema en los tres años primeros de vida de los menores… pero en cualquier caso era ella la culpable de su trágico final.
Y me pregunto yo, ¿que es lo correcto?¿que si son adultos la culpa es del que mata y si hablamos de menores es del muerto? ¿no resulta escalofriante que en un caso y otro, obteniendo el mismo final, se de o no el beneficio de la duda al fallecido? ¿en base a qué habla la gente si los que vivían en esa casa eran ellos y no el resto del mundo?
No divago más, el tiempo apremia y hoy, como buen martes… toca hacer mil cosas imposibles antes de acostarse.
¿Que opinas tú de la moral?