#010 - Cumpleaños y boda gitana
Esta semana ha sido mi cumpleaños. En mi cabeza los 37 han empezado a sonar como los 36 regalos de Dursley en Harry Potter. No lo cuento, lo hago:
Total que yo lo hice al revés, el año anterior tenía 36 y aquí estoy ahora, con mis 37 pendiente de comprar la Tena Lady y el Algasiv.
Creo que se hacen duros ya, finalmente no quiero cumplir años, como si el Síndrome de Peter Pan se hubiera apiadado de mi alma, y eso sin contar con pensar que con 37 ya estoy mas cerca de los 40 que de los 30.
Reflexionando sobre ello estos días he pensado en la cantidad de cosas que quise ser con 30 de las que no soy nada, pero por las cuales estoy agradecida.
Centrémonos. El cumpleaños fue uno de mis mejores cumpleaños. Recibí felicitaciones de gente que me quiere de verdad y mi novio se encargó de organizarme una fiesta sorpresa en Galicia. Cuando llegué a casa el viernes, me estaban esperando mi madre y mi hermana junto con su familia para darme un recibimiento. Me sentí afortunada mirando a los lados de la mesa y viendo que estaba quien tenía que estar y agradecida porque mi novio lo organizase todo del modo en que lo hizo.
Pasamos todos juntos el fin de semana y el domingo cuando se fueron, pude disfrutar de la tranquilidad del hogar. El día 6, que es oficialmente mi cumpleaños, fuimos a comer fuera, en Ribadeo y disfruté del día. Y hoy, día 8, estoy de vuelta a la rutina tras haber celebrado el cumpleaños casi una semana entera.
Llevo dos semanas poniendo en práctica una serie de hábitos nuevos, entre ellos el de permitirme relajarme un poco y disfrutar mas de las cosas. Recuerdo subir de Ribadeo a casa con Marcos a mi lado, todo a oscuras porque ya era de noche y pensar “que feliz soy y que agradecida estoy por ello” y es, quizás, con lo que me quedo de estos 37. El saber que estoy plena, que trabajo en mi y para mi, que me cuidan y cuido.
Probablemente, a ti que me lees, todo esto te importe cero, pero el año pasado no fue bueno profesionalmente para mi y eso me minó bastante en muchos campos importantes de mi vida. El sentir que he retomado el control y que no voy en piloto automático me hace estar bien porque parece que todo esta como debe estar y aunque soy consciente de que todo es mutable, me siento agradecida por saber que me encuentro en un lugar personal, familia y profesional grato.
Últimamente me estoy cuidando mucho y reforzando todo aquello que me encamina a donde quiero estar, sin perder la visión de lo que hago diariamente. He incorporado de nuevo el yoga a mi vida y aunque solo llevo dos semanas, puedo decir que me esta viniendo muy bien para aliviar esa presión que yo misma me imponía.
Bienvenidos 37, dadme muchas sorpresas gratas y alegrías vale? no pido menos.