PERO NO SE DICE, SE SIENTE
Que no, que el tiempo te da la respuesta, que si algo te aprieta es que no es de tu talla.
Que da igual lo bueno que te creas, la cantidad de veces que pienses “que a ti no te pueden hacer algo similar”. Que da igual si tu piensas que has actuado correctamente, que has dado todo lo que tenías, que has regalado lo mejor de ti, ¿y sabes por qué da igual? Porque lo que tu consideras que es lo mejor, no tiene que ser así para otra persona.
Hay muchas personas que dan en exceso y tan malo es eso como todo lo contrario. Aquí vuelve a jugar su papel el tiempo y es que, a medida que acumulas ese tipo de golpes te das cuenta de que debes ir frenando, bajando el pistón, no teniendo en mente todo el tiempo el tener que dar sin esperar recibir. El peso del mundo y el de las relaciones (del tipo que sean) no solo puede recaer en una persona, porque fácilmente pasarán dos cosas, o que te canses de dar mientras que la otra persona se acomoda y no se preocupa, o que te canses de no recibir.
No necesariamente se debe dar alguna de las situaciones que acabo de describir pero en las relaciones de interacción siempre debe haber cierta paridad ya que, de no ser así, se descompensan.
No es malo querer dar lo que se tiene, ni querer ofrecer lo que tenemos a quien esté dispuesto a valorarlo pero generalmente, la persona que tenemos en frente es, al principio, un desconocido, y no sabemos cómo reaccionará, puede ser bueno o no serlo. Todos recorremos un camino para estar donde estamos, tú estás recorriendo el tuyo, como yo recorro el mío, ¿no es más cauto observar y tantear?.
Hago esta reflexión en voz alta por lo que he visto a mi alrededor en estas dos semanas, preveo que en muchas de las situaciones las cosas “no van a salir como esperan”, pero no está en mi mano, todo el mundo debe saber límite, y ¿tú? ¿sabes ya dónde está?.