Recalculando ruta.
"Sabía quién era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces."
Escribo esto desde mi casa, sentada al ordenador, con la luz que entra por la ventana y con una vela encendida, de esas pequeñas, que se que dura sobre cuatro horas y me hace calcular el tiempo, en esta habitación en que las horas vuelan. A mi izquierda está Ron, tumbado sobre una mantita que le pongo para que no salte sobre el resto de mis cosas.
Adoro estar aquí, adoro poder estar en mi espacio y tener la inmensidad al otro lado de la ventana. Adoro el olor a café de algunas mañanas, el ronroneo de los gatos cuando se acercan a saludar, el saber que todo está concentrado en este punto y en este lugar.
Como han cambiado las cosas en este 2023. A principios de año yo apostaba a que mis años eran los impares y que en este conseguiría muchas cosas. Tres meses después me encontraba en una situación de la que solo deseaba salir porque entendía a la perfección esa frase de “Nadie da lo que no tiene”. Me costó incontables días de lágrimas y lamentos pero por fin di con la clave, el problema no era dentro, era fuera y contra eso no podía solventar yo nada.
Afortunadamente el viento sopló a mi favor y pude seguir caminando arrastrándome de una etapa a otra y llegando a mi vida todo lo que ahora poseo. No fue fácil, pero mereció la pena y cada mañana en que me despierto doy gracias por estar donde estoy y tener todo lo que tengo.
Abrí otro capítulo de un libro que construyo cada día, me despedía de algunos de sus personajes y tras olvidarme de muchos otros entendí que ya era hora de avanzar a por el siguiente episodio, cambio de tercio y otra historia diferente. Ahora estoy escribiendo esta historia, mi nueva historia, y espero que siga en la misma línea que está ahora o incluso mejor porque creo que avanza a un lugar al que me muero de ganas de ir.
Quizá nada de lo que de mi esperaba para el 2023 se cumpliera, quizás no pude leer los 54 libros que esperaba leer en el año, quizás no pude estar para todas las personas que reclamaron mis atenciones, quizás no pude cumplir todos los objetivos que tenía mi lista de tareas pero… al menos di con la lista de tareas que quiero que marque mi 2024 y de la que se que voy a seguir sintiéndome orgullosa.
Antes vivía pensando que la vida no pasaba, que la vida era esperar algo mejor; esperar a que alguien se diera cuenta de cuando tienes un mal día sin contarlo, esperar a que te llegue la rosa negra que llevas años deseando por San Jorge, esperar a que te recompongas cuando un revés te ha dejado hecho trizas, esperar a que todo se acomode a tu gusto… pero la vida es el resto. La vida es cuando no esperas y simplemente vives. La vida es lo que sucede cuando llegas al trabajo y alguien te da los buenos días y te desea felices fiestas. La vida es lo que pasa cuando lees uno de los mil libros que has comprado para tu futura librería y sabes que te da pena que se terminen. La vida es lo que sucede cuando tu gato se acuesta a tu lado y te frota con su nariz. La vida es todo lo que te sucede cuando no esperas. Y eso creo que es la enseñanza mas clara del 2023.
Se acabó esperar, toca hacer el resto. No se si este año será aquel en que consiga superar 77 libros anuales, o en el que pueda viajar a los Fiordos Noruegos, tampoco se si podré dar con el orden diario que me de paz mental, pero lo que si que tengo claro es que tengo ganas de ir a por todo ello.
Me lo debo y se lo debo a los que vivieron cada día sin pensar en el ayer o en el mañana, a quien me daba una pata cuando no me valía con un abrazo. Ese al que no me gustó despedir y que veo reflejado en cada arco iris.
No sé que será de mi mañana, tampoco voy a cambiar el ayer pero tengo el ahora, ¿me acompañas ?
Feliz 2024.