Yo se que la razón, ni me falta, ni me asiste
He vuelto. No he estado desconectada por el placer de hacerme esperar, pero debo reconocer que ver las cosas con cierta perspectiva siempre ayuda, y eso, amigos míos, generalmente te lo da la distancia.
Tras mis numerosas idas y venidas con la escritura, finalmente he regresado a ello. En este caso, tras leer el libro de El Camino del Escritor de Julia Cameron. Es probable que hubiera sido mejor que comenzara con El Camino del Artista, que es bastante más conocido, pero el primero que cayó en mis manos fue el anterior y no pude dejarlo pasar.
No se cuánto tiempo hará, pero llevo varios meses escribiendo las páginas matutinas (ya hablaremos de ello en otro momento), y lo estaba haciendo por la aplicación de Goodnotes, pero ayer he cambiado y he vuelto al papel.
Supongo que el placer de usar mis plumas y no tener siempre que ceñirme a la monotonía, me ha dado el impulso que necesitaba. Mi vida necesita colores, algunas partes se están poniendo más grises de lo que hubiera querido y/o pensado, y ya de ser libre entre mis páginas, por lo menos poder elegir el color que les pongo.
No sé cuál va a ser la frecuencia de vuelta, ni si escribiré todos los días o lo dejaré correr, pero han cambiado tantas cosas desde que comencé aquí, que seguir experimentando con lo que sale de mi cerebro a través de mis manos, se me antoja un nuevo mundo por descubrir, y como dijo Lewis Carroll a través de una de sus icónicas escenas:
No abandono esta carta sin antes decir, que te deseo el mejor día que puedas imaginar.