Nadie sabe cómo pasó, tampoco ella, pero todo lo que en su momento parecía un compendio de cuerdas anudadas, se había convertido en una puerta abierta hacia aquello que muchos denominarían hogar. Siempre la observé en silencio. Cuando estaba en el colegio era un puzzle roto al que faltaban piezas, lo de encajar en un sitio era complicado cuando las inquietudes que pasaban por su cabeza se perdían entre su pelo por no tener con quien compartirlas.
La chica de los por qué.
La chica de los por qué.
La chica de los por qué.
Nadie sabe cómo pasó, tampoco ella, pero todo lo que en su momento parecía un compendio de cuerdas anudadas, se había convertido en una puerta abierta hacia aquello que muchos denominarían hogar. Siempre la observé en silencio. Cuando estaba en el colegio era un puzzle roto al que faltaban piezas, lo de encajar en un sitio era complicado cuando las inquietudes que pasaban por su cabeza se perdían entre su pelo por no tener con quien compartirlas.